Miembros de la selección neozelandesa de rugby, Premio Princesa de los Deportes 2017, bailaron su tradicional danza en el Teatro Campoamor. Un baile del que se sienten orgullosos todos los neozelandeses y que desde Pinceladas de Asturias queremos dedicar a uno de nuestros amigos, Nick Couch, de origen maorí.
Fue uno de los grandes momentos de la entrega de los Premios Princesa de Asturias. Los 1600 asistentes al Teatro Campoamor de Oviedo no pararon de aplaudir a la selección neozelandesa de rugby, la más laureada en la historia de este deporte.
A Asturias acudieron Conrad Smith, Israel Dagg y Jordie Barrett, actuales jugadores de los 'All Blacks', Keven Mealamu, dos veces campeón del mundo y con 132 partidos con Nueva Zelanda a sus espaldas, y Grant Fox, campeón del mundo en 1987. Los cuatro primeros fueron los que 'regalaron' a Asturias y España esta haka especial, también histórica.
Porque tras recibir su galardón y después del habitual agradecimiento que se suele hacer al público tras coger el diploma, los cuatro jugadores se quitaron la chaqueta e hicieron una haka. Aquella con la que arrancan cada partido, una danza maorí que refleja valores como el orgullo, la fuerza y la unidad de una tribu.
La haka de los All Blacks siempre ha sido un atractivo. No siempre ha sido la misma. Desde la primera de la que hay testimonio visual en 1922 ha sufrido una gran evolución hasta su última versión.
La más conocida es la «Ka mate, Ka mate», compuesta sobre 1820. La primera vez que se realizó antes de un partido de rugby fue en el siglo XIX, y lejos de Nueva Zelanda. Lo hizo un equipo integrado solo por jugadores de origen maorí de gira por Reino Unido, en su tour 1888 - 89. Este conjunto, germen de los All Blacks, fue pionero tanto en utilizar la haka antes de los partidos como en utilizar la clásica equipación negra. Los que la popularizaron en Europa, sin embargo, fueron los Original All Blacks, el equipo que hizo historia en el rugby con su gira de 1905. Un equipo, formado por zapateros, herreros, obreros, labradores y mineros, que apenas era conocido antes de aquella gira. Se convirtieron en un fenómeno tras ganar todos los partidos menos uno.
Fueron dos jugadores, en 1987, los que se propusieron pulirla e institucionarlizarla: Wayne Shelford y Hika Reid (ambos de origen maorí) fueron claves para introducir el Ka Mate en todos los encuentros, asegurándose de que se realizaba con la precisión e intensidad que había faltado hasta entonces.
El Ka Mate fue, hasta el año 2005, la haka bailada por los All Blacks. Ese año, añadieron una danza nueva al repertorio: el Kaka O Pango. Fue escrita para el conjunto por Derek Lardelli, un experto en tikanga maorí (cultura y costumbres maoríes) del Ngati Porou iwi. Sus palabras y acciones celebran la tierra de Nueva Zelanda, el helecho plateado y sus guerreros de negro. El nombre podría traducirse simplemente como 'equipo en negro'.
La relación entra la haka y este equipo no es algo nuevo, ambos han experimentado conjuntamente un aumento de la ferocidad, la fuerza y la unidad de la tribu. Es el equipo más temido del mundo y su danza tiene que reflejarlo.
La mitología maorí nos cuenta que el origen de la haka es sagrado. El dios Ra tenía dos esposas, una era Hine-raumati, la “esencia del verano”, La segunda, Hine-takurua, la “esencia del invierno”. Ra yació con su esposa Hine-raumati, la del verano, y de ese episodio nació Tanerore, quien al nacer se sacudió a manera de homenaje, y esa sacudida representa la luz trémula del verano en esas latitudes. El temblor también simboliza los gestos manuales de la haka, palabra que denominaba todas las danzas maories, aunque ahora es un término más concreto. Con el tiempo, esta compleja danza se convirtió es una seña imprescindible de la identidad maorí que reflejó las preocupaciones y los problemas del pueblo, de resistencia y protesta, que se alinea con las culturas polinesias más amplias del Pacífico.
Hoy en día, no solo se puede ver una haka en los partidos de los All Blacks. Más allá del terreno de juego, también se realiza en cualquier celebración maorí para honrar a los invitados y mostrar la importancia de la ocasión.
El rey Felipe VI ensalzó los valores de la "lealtad" y el "compañerismo" que representan los 'All Blacks'. "Tienen una pasión común, el rugby; el rugby jugado de forma modélica, no solo para ganar, sino también para practicar en el campo las mejores virtudes del deportista completo: juego limpio, camaradería, solidaridad, educación, respeto".