Pinceladas de Asturias

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Orto y Ocaso. Vidrio y loza en Gijón, hasta el 8 de septiembre en Palacio de Revillagigedo de la Fundación Cajastur

 
Orto y ocaso

El Palacio Revillagigedo acoge la exposición «Orto y ocaso. Vidrio y loza en Gijón, siglos XVIII y XX», organizada por el Ayuntamiento de Gijón/Xixón y dedicada a dos de los sectores de artes industriales más importantes que se desarrollaron en la ciudad durante siglo y medio. 

La exposición, comisariada por Lucía Peláez Tremols, directora del Museo Casa Natal de Jovellanos, y Juaco López Álvarez, director del Muséu del Pueblu d’Asturies - museos a cuyas colecciones pertenecen la mayor parte de las obras expuestas -  ha contado con la dirección científica de Francisco Crabiffosse Cuesta, que es el mayor especialista de la historia de las artes industriales asturianas.

‘Orto y Ocaso’, compuesta por piezas que ingresaron por compra o donación, junto a una escogida selección de obras depositadas por particulares y coleccionistas, está dividida en dos grandes apartados: el vidrio y la loza. La primera parte tiene secciones dedicadas al vidrio hueco grabado a la rueda y el ácido, y el vidrio prensado, además de las artísticas opalinas, el vidrio pintado y ‘la fresca’ u objetos fabricados por los trabajadores en sus horas de descanso. También se incluye un espacio dedicado a ‘La Bohemia Española’, fundada en 1929, que fue la última fábrica de cristal que cerró en Gijón y una selección de objetos de vidrio y loza de ‘Recuerdo de Gijón’. 

La segunda parte de la exposición, se divide también en varias secciones. La primera de ellas es la dedicada a la loza de Villar o de El Rayu, fábrica fundada a finales del siglo XVIII a instancia de Jovellanos en el concejo de Siero. También hay una selección de piezas de la fábrica de loza ‘La Asturiana’ y de obras decoradas por artistas como Prendes-Pando, Nicanor Piñole, Elías Díaz o Lolina Jaenicke. Asimismo, se dedica otra sección a los procesos productivos y comerciales, y un muestrario de platos de vajilla y confitería que sirve para conocer los motivos decorativos y su evolución en la loza gijonesa. 

La exposición se acompaña también de un audiovisual que contiene 52 fotografías de los siglos XIX y XX con imágenes de las fábricas y sus trabajadores así como de stands en la Feria de Muestras.

Visitas guiadas

Jueves, 28 de marzo, a las 18 horas. Sábado, 30 de marzo, a las 18 horas.


Todos los domingo de abril: 7, 14, 21 y 28 a las 13 horas.

Plazas: 30

Actividad gratuita.

Información y reservas de plazas: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. o en el teléfono 985 18 51 5

La historia de las fábricas

El carbón, el ferrocarril y el puerto favorecieron el desarrollo industrial de Gijón en el siglo XIX. Las fábricas de vidrio y loza fueron fundamentales en ese desarrollo por el número de trabajadores que emplearon, la llegada de técnicos extranjeros, la calidad artística de sus productos y el gran mercado que consiguieron. 

La constitución en 1844 de la fábrica de vidrios «La Industria», de la Sociedad Cifuentes, Pola y Cía., después de la Fabrica de Tabacos, la primera gran industria fabril gijonesa, tuvo en el suizo Luis Truan Lugeon (1799-1876) el eje creador y dinamizador de un sector industrial esencial en el desarrollo de Gijón y Asturias. Comenzó produciendo vidrio plano y botellas (en ella se inventó la botella de sidra), y pronto evolucionó a una variada gama de piezas de vidrio hueco y prensado, empleando colores variados: rojo, verde, azul, violeta, morado y amarillo, además del «vidrio blanco imitando cristal». Montó unos talleres especializados que contaron para su dirección con artífices extranjeros procedentes de Bohemia y, sobre todo, Francia, que elaboraban unos objetos decorativos de gran calidad técnica y artística. Su singularidad fue reconocida con numerosos premios y por el mercado. En 1902 esta empresa ocupaba a 600 trabajadores.

En 1874 se constituye la sociedad Rosal, Pola y Cía. con el objeto de instalar la fábrica de loza «La Asturiana», que inicia su actividad en Gijón en 1876. En sus comienzos tiene una notoria dependencia de Inglaterra en materias primas, tecnología, maquinaria, modelos y personal, contando en 1876 con ocho especialistas ingleses. La presencia de extranjeros se va reduciendo progresivamente. Diez años después la fábrica tenía talleres de estampación y pintura, donde se ejecutaban las decoraciones con iniciales, retratos, flores, «fantasías» y grabados. Fabricaba una multitud de objetos, unos lujosos y de adorno y otros de uso frecuente para atender a diversas necesidades domésticas. En 1902 trabajaban en ella 270 hombres y 50 mujeres, estas últimas dedicadas en su mayoría a pintar filetes, dibujos, flores y demás decoraciones.

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