Pinceladas de Asturias

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Arco portada San Isidoro en el Campo San Francisco (Oviedo)

campo san francisco
Somos muchos quienes en nuestras idas y venidas, cuando cruzamos el Campo San Francisco, nos encontramos con un arco. Pero ¿sabemos a dónde pertenece? https://fb.watch/as8LKSlDq7/
Aquí os dejo su historia. 😉

 

El 10 de septiembre de 1925, el Ayuntamiento de Oviedo aprueba la instalación en el Campo de San Francisco del arco de la portada de San Isidoro, último vestigio de aquella iglesia románica.
Se desconoce la fecha en que fue consagrado un templo bajo la advocación de San Isidoro en Oviedo, tampoco se encuentran datos sobre la fecha de construcción de la primitiva iglesia románica. No obstante, la documentación de los siglos XIII a XIV, nos lleva a considerar que San Isidoro fue la tercera parroquia establecida en la ciudad, tras San Tirso y San Juan, y seguida de Santa María de la Corte, parroquia filial de la de San Isidoro hasta que el obispo Sanz y Forés la erigió en parroquia independiente el 1 de febrero de 1879. El primer documento del que tenemos constancia es un pergamino de 1217, de 24 de junio, por el que María Peláiz y su marido, Gonsalvo Petriz, venden a doña María Petriz, a Roderico Dominici y a su mujer María Vermúdiz una casa en El Carpio, feligresía de San Isidoro, por 53 morabetinos. (Archivo Histórico Nacional: carp. 1596, n. 10)
La iglesia se asentaba en el actual solar central de lo que ahora se conoce como Plaza del Paraguas, entre las calles de San Isidoro y Ecce Homo, junto a las murallas.
La importancia de San Isidoro como templo parroquial viene dada por dos hechos fundamentales: era la parroquia en la que se enclavaban las Casas Consistoriales y era la parroquia de lo que vendría a ser el centro mercantil de la ciudad y, por tanto, centro de actividad y crecimiento económico y social.
Asimismo, en la parroquia de San Isidoro tenía su sede la Cofradía y Hermandad de las Ánimas de Nuestra Señora de la Soledad, según nos indica un censo de 1708.
En 1767 el estado del templo no era apto para la celebración de la Eucaristía. Por aquellos tiempos el barrio había crecido y la iglesia no daba cabida a todos sus feligreses. En 1770 el Consejo Real aceptó la petición de convertir el Colegio de San Matías en el nuevo templo de la parroquia. Así se llevó a cabo el 16 de abril de aquel mismo año. A partir de entonces el antiguo templo funcionaría como tahona. Posteriormente, a finales del siglo XVIII, el edificio y sus terrenos serían vendidos al maestro de obras ovetense Don Manuel Secades, cuya relación con la tahona persistiría durante generaciones.
Años más tarde, en 1817, el edificio pasaría a pertenecer a la ciudad de Oviedo. En 1917, Policarpo Herrero, Presidente de la Junta de la Cocina Económica de Oviedo, ofrece al Ayuntamiento permutar el solar de la calle Quintana en el que se encontraba la institución por el terreno en el que se encontraba la antigua iglesia. Así se acepta en marzo de 1918 con las siguientes condiciones: "siempre que la Junta de la Cocina Económica por su cuenta se encargue de la demolición del referido edificio, y de la pavimentación del espacio que queda para plazuela. Como con la desaparición del precitado edificio se sanea toda aquella zona y mejoran notablemente los edificios inmediatos, debe requerirse a los propietarios de los edificios a quienes afecte la mejora, por si voluntariamente quieren contribuir con alguna cantidad a los fondos municipales". Tras varias trabas burocráticas, el 7 de enero de 1922 se aprueba definitivamente la permuta. Sería la Sociedad Cooperativa de Armeros para la construcción de casas baratas quien se ocuparía del derribo del templo.
En 1924, el ayuntamiento decide utilizar el solar para colocar en él los puestos de frutas y verduras, con la finalidad de descongestionar El Fontán y Trascorrales. Sin embargo, Isidro Maraña y José María Suárez deciden solicitar permiso para construir en el lugar un cinematógrafo, lo que reaviva el debate sobre la demolición de San Isidoro.
El arquitecto municipal Francisco Casariego redacta entonces un informe y entre las preguntas destaca cuál será el destino del arco que aún sigue en pie.
Los "culpables" fueron los ovetenses integrantes del Centro de Estudios Asturianos, en concreto cuatro asturianos entusiastas: el Conde de la Vega del Sella, el Marqués de la Rodriga, D. Aurelio de Llano y D. Juan Uría Ríu, grandes defensores del patrimonio de la región. Cuándo y cómo fue adquirido el arco y el precio de compra no consta en ningún documento.
En agosto de 1925 el alcalde Ladreda puntualizaba la necesidad de preguntar a sus propietarios cuál creen que es el lugar más apropiado para su colocación. De lo hablado no queda constancia, pero en el expediente 175/1925 figura una moción del alcalde de 6 de septiembre de 1925 proponiendo la instalación del arco en el Campo de San Francisco. Se encargará de su realización el escultor Víctor Hevia (Oviedo, 1885 – Oviedo, 1957), quien recibiría 9.620 pesetas .
Fue en el primer trimestre de 1926 cuando el arco se colocaría en el campo San Francisco.
En lo que respecta al solar donde estuvo la iglesia de San Isidoro, el Ingeniero municipal Ildefonso Sánchez del Río y Pisón construyó, en 1929, un paraguas de hormigón armado "para tapar a las lecheras que vendían sus productos en dicho lugar". Por su forma, el solar pasó a conocerse como la Plaza del Paraguas.