Carlos escribe: "Si hace cuatro días alguien me hubiese dicho que dentro de unas horas estaría abordando un vuelo que me llevaría de vuelta, después de 16 años, a uno de los rincones que más emociones evocan dentro de mí, donde la poesía se vuelve paisaje y el paisaje se vuelve la melodía que entona la gracia de recuerdos, amores y desamores, sueños y desvelos; jamás lo hubiese creído."
Viajar y enfrentarse a nuevos lugares y sensaciones hace que obliguemos a nuestro cerebro a usar todas las capacidades del mismo, manteniéndolo activo y sano, aumenta la felicidad y disminuye el estrés y nos brinda muchas oportunidades para estar activos física y mentalmente, aspectos beneficiosos para la salud cerebral en todas las edades, incluso en pacientes que ya presentan una enfermedad neurológica.